La educación es un fenómeno social que interviene en todas las etapas y dimensiones de la vida humana a través de una gran cantidad de agentes, de diferentes formas y con diversas implicaciones. No constituye un fenómeno aislado sino que se inscribe, determina y actúa en un marco social, económico, cultural, político, productivo, y tecnológico concreto.
Desafortunadamente existen diverso problemas en la educación que la estan afectando, en México es el rezago educativo es uno de los principales problemas de la educación. .Definirlo, no es tarea sencilla. En términos generales podríamos definir el rezago educativo, como el retraso en la adquisición de conocimientos y destrezas; incluso para delimitarlo podríamos hablar de aquellas personas que con 15 años o más no han finalizado los estudios de primaria, secundaria o bachillerato ( Roger Díaz de Cossío, 2005) .
En México desde 1991, se estableció que para obtener el nivel educativo adecuado era necesario cursar nueve años de educación básica, ya que en estos nueve años la persona adquiere las habilidades necesarias que le permiten desenvolverse adecuadamente en la sociedad. Por lo cuál y teniendo en cuenta la definición que hemos aceptado de Rezago Educativo, hablaríamos que aquellas personas que no han cursado los nueve años del sistema educativo se encuentran en situación de rezago educativo.
El tema del Rezago Educativo es de gran importancia para México debido que según el censo de población 2000, el 52% de la población de 15 años o más está en situación de rezago educativo ( INEGI: Censo General de Población, 2001) . Esto significa que el 52% de la población de 15 años o más, no cuenta con los nueve años de educación requeridos, para alcanzar un nivel de educación "optima". Hablamos de rezago extremo, cuando se trata de personas de 15 años o más que no saben leer ni escribir (Suárez, 2001), en este caso hablamos de que este tipo de rezago alcanza un 9.5% de la población mexicana (INEGI 2001). Este grupo, al tener unas necesidades específicas, es importante clasificarlo de manera aislada, de tal manera, que orienten las acciones específicas, debido a que se trata de una situación que requiere medidas especializadas.
Aproximadamente 30 millones de personas mayores de 15 años en rezago educativo, de las cuales seis millones son analfabetas, afirmó el director general del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), Ramón de la Peña Manrique, dijo: que la población que ocupa mayor de rezago es de los ocho millones de jóvenes que viven en zonas rurales que existen en México, y que representan el 24 por ciento de la población juvenil, 48 por ciento son hombres y 52 por ciento mujeres, este estudio revela que el 48.8 por ciento de los jóvenes rurales tiene la primaria, en tanto que un 37.1 por ciento terminó la secundaria, sólo un 8.3 por ciento de ellos concluyeron la preparatoria o el bachillerato y quienes terminaron el nivel profesional representan el 1.7 por ciento.
Para analizar el problema, debe reconocerse, en primer lugar, que el rezago no se distribuye aleatoriamente entre todos los estratos de nuestra sociedad ni es ajeno a la desigualdad de género; sino que afecta en mayor medida a las mujeres y se concentra en las poblaciones más marginadas. Es un problema de naturaleza ética y política que indica que la nación no ha cumplido con el deber de asegurar un nivel mínimo de igualdad de oportunidades educativas a todos sus integrantes.
Su dimensión es geográfica. Así, como los adultos que no han concluido su educación básica se concentran en los estratos sociales más débiles de la sociedad, el desarrollo del sistema escolar también ha sido más lento en las regiones económicamente más atrasadas del país. En efecto, se estima que la demanda potencial de enseñanza secundaria, constituida por adolescentes entre 12 y 14 años, está satisfecha en un 87.4% dentro de las regiones más desarrolladas del país y sólo en un 71.9% en las más atrasadas. Estos datos confirman que México tampoco ha asegurado las mismas oportunidades educativas a los ciudadanos que residen en las diferentes regiones integrantes de su propio territorio.
Desafortunadamente nuestro sistema escolar está atrasado en relación con los de otros países. Entre otras indicadores del rezago educativo, incluyendo los grados escolares que sí fueron cursados por quienes después desertaron, hay que ponderar la distancia existente entre el desarrollo educativo de nuestro país y el de otros de nivel socioeconómico relativamente semejante al de México.
Los resultados de un estudio publicado hace dos años por la UNESCO (Primer Estudio Internacional Comparativo sobre Lenguaje, Matemática y Factores Asociados en Tercero y Cuarto Grado, UNESCO-OREALC, 1998) de los cuales se infiere que nuestro sistema escolar está produciendo resultados insatisfactorios y que, además, funciona en forma ineficiente, ya que el país invierte relativamente más dinero en la educación pero obtiene resultados mediocres: de acuerdo con su Indice de Desarrollo Humano y con su producto interno por habitante (PIB), México ocupa el cuarto lugar entre los 11 países que participaron en ese estudio. Además, de acuerdo con el porcentaje del presupuesto nacional destinado a educación, nuestro país ocupa el primer sitio; sin embargo, ocupó el 9° lugar por los resultados de las pruebas de aprovechamiento aplicadas en el tercer grado de primaria, y el 7° en relación con las pruebas de matemáticas aplicadas en el mismo grado.
Es innegable que el sistema educativo mexicano requiere de un presupuesto robusto para solventar sus carencias actuales. Pero antes de condicionar la obtención de los fondos necesarios a la consecución de una reforma todavía incierta, el calderonismo tendría que empezar por combatir la corrupción y la frivolidad en las dependencias de la administración federal, a fin de liberar recursos para la educación pública.
Otra dimensión significativa del rezago educativo es su relación con la productividad del país y su posibilidad de competir en los mercados internacionales, ya que afecta la preparación para el trabajo que ha alcanzado nuestra población económicamente activa (PEA). Veintiún millones de mexicanos que desarrollan actividades económicas, los cuales representan el 55% de la PEA, no han concluido los 9 grados que integran la educación básica desde 1993, y el 21.5% de dicha población no ha logrado cursar siquiera los cuatro grados de escolaridad que se consideran necesarios para adquirir lo que se conoce como “alfabetización funcional” (datos de la Encuesta Nacional de Educación, Capacitación y Empleo, STPS, 1997).
Según un informe sobre la situación laboral del país presentado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, de los 42 millones de mexicanos que constituyen la población económicamente activa, 19 millones carecen de empleo formal. El mismo documento destaca que el nivel más alto de desocupación en México se ubica entre los jóvenes que se incorporan al mercado laboral. En ese sector, la tasa de desempleo es de 6.3 por ciento, casi el doble de la media nacional. Por otra parte, datos recientes del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática revelan que dos tercios de los desempleados del país son personas con estudios por debajo del bachillerato. A juzgar por tales cifras, es claro que en nuestro país el ciclo educación-empleo está desarticulado y que la formación académica representa cada vez menos una garantía para el desarrollo personal de la juventud mexicana y un medio de acceso a mejores condiciones de vida. Dado el rezago educativo que padece el país con 33 millones de mexicanos que no reciben educación básica–, no resulta extraño que prácticamente la mitad de la población ocupada no encuentre trabajo más que en el sector informal, que el mercado laboral sea incapaz de asimilar a la mayor parte de los jóvenes, y que éstos, al emplearse, deban hacerlo en condiciones de absoluta desprotección y con niveles saláriales exasperantemente bajos.
Desde hace mucho tiempo se ha señalado que para abatir el rezago educativo es necesario instrumentar estrategias encaminadas a alcanzar dos objetivos complementarios entre sí: por un lado, es necesario “cerrar la llave” de la fuente que ha venido alimentando al número de adultos que no terminan su educación básica, por otro “secar el estanque” que se ha formado por la acumulación de los rezagados.
El PAREIB es un programa compensatorio – mismo que se define como un conjunto de acciones organizadas desde un enfoque integral y una temporalidad preestablecida- que se orienta a atacar un problema: el rezago educativo en la educación básica.
Se entiende por rezago educativo todos aquellos niños que en edad escolar no han concluido sus estudios de educación básica debido a problemas de deserción y reprobación. Es un Programa, por tanto, no atiende a todas las escuelas del Sistema Educativo Estatal, sino a las que se enfrentan con un agudo problema de rezago educativo y que se localizan en condiciones de marginalidad. Con el objetivo de Mejorar la calidad de la oferta educativa para coadyuvar a que la población de 0 a 14 años de edad que habitan en zonas de alto reza social y educativo, permanezca y concluya exitosamente la educación básica.
Para alcanzar el objetivo de estas estrategias, es necesario dirigir las acciones a abatir el rezago educativo. Es muy alta la probabilidad de que los estudiantes que abandonan prematuramente la educación básica sean quienes incurrieron en situaciones de atraso escolar (reflejadas en bajos niveles de aprovechamiento y en problemas de extraedad). Si bien es cierto que estas situaciones están causalmente relacionadas con diversos factores sociales, culturales y económicos, tales como los costos de oportunidad de la escolaridad y las deficiencias educativas de las familias pobres, también dependen de la calidad de la educación que se ofrece. Por tal razón, el rezago no puede ser evitado mediante la aplicación de políticas de carácter general, sino que exige instrumentar un conjunto de políticas y de programas enfocados precisamente al mejoramiento de la calidad de la educación que se imparte, especialmente en las escuelas de las localidades rurales y en las zonas urbanas marginadas del país.
El rezago educativo es algo que no se puede eliminar de la noche a las mañana y por eso que debe de poner gran énfasis en darle solución a esta problemática, pero la situación que vivimos en México desafortunadamente no es muy favorable para la erradicar este problema .
Bibliografía:
http://www.unescomexico.org/educacion/rezago_educativo.htm
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=154549
http://portaleducativo.jalisco.gob.mx/N_Estructura_educativa/prog_compensatorios/PAREIB/pareib.html
http://www.observatorio.org/comunicados/comun044.html
http://www.eluniversal.com.mx/nacion/153848.html
Diccionario ciencias de la educación
1983 Madrid España.
sábado, 5 de julio de 2008
miércoles, 2 de julio de 2008
PERFIL DOCENTE INADECUADO.
A partir de la década de los setenta el perfil del docente fue entrando en un estado que dejo de satisfacer las necesidades que se presentaban en el proceso educativo. Además no existía una formación de maestros que satisficiera las necesidades de la problemática educativa que cada vez se hacia más compleja.
La crisis de no contar con maestros bien preparados se hizo evidente ya que no había progreso en la educación del país. Lo más sorprendente era que el problema estaba en el mismo corazón de toda la estructura educativa nacional, el maestro parte esencial del proceso educativo presentaba una preparación que dejaba ver todos sus errores, sus fallos, su falta de ortografía, sus desconocimientos, etc., el problema era de tales magnitudes que era necesario sacar a la clase magisterial de la peor de las ignorancias.
El progreso de la educación nacional estaba totalmente estancado y el sistema educativo no respondía a las nuevas exigencias que la sociedad iba marcando. El país iba directo al fracaso ya que la preparación de los maestros no era la adecuada, motivo que dejaba ver día con día el retrazo educativo en la nación ya que los alumnos eran el más digno reflejo de la preparación de sus maestros.
La situación no era la mejor en aquellos tiempos, era un problema serio, se necesitaban programas formales, constantes y continuos. Las reformas educativas fueron hechos que a través de la historia dieron forma a la estructura educativa nacional, eran vistas como prácticas sociales privilegiadas de proyectos políticos, y uno de sus principales objetivos era incorporar, modificar, cambiar, mover y experimentar estrategias que afectan directamente en el proceso de enseñanza aprendizaje y en los contenidos curriculares. Además, las reformas también están directamente relacionadas con la formación del docente, y se insertan a la dinámica de la sociedad que va en constante evolución.
La figura del maestro no estaba integrada en una comunidad de docentes, no era prioridad tener un grupo ni mucho menos era tomada en cuenta por el Estado. Sin embargo, esto fue cambiando a consecuencia del problema que existía acerca de la falta de atención a la educación elemental en donde sólo el maestro podría solucionarlo. Para esto se requería formar a maestros bien preparados y concientes de su vocación pero desgraciadamente el Estado no cumplía con las condiciones necesarias para hacerlo.
Para combatir con esta situación se estableció en la ciudad de México, en 1823, la primera escuela normal que preparaba a los maestros en la técnica y práctica del sistema lancasteriano. A partir de la concepción de la escuela normal se comienzan a perfeccionar los métodos de enseñanza de la lectura y la escritura, posteriormente se implementan nuevas reformas didácticas.
Las reformas provocaron dos cosas en la comunidad de docentes durante esta etapa, por un lado se crearon docentes con una dependencia y falta de iniciativa para reflexionar sobre su quehacer docente y para decidir sobre el mismo, y por otro se crearon tipos de docentes que hicieron y vieron el mundo educativo con un pensamiento y un compromiso transformador en la comunidad. Estas comunidades de docentes se han constituido en diferentes épocas y con diferentes reformas educativas, que fueron aprobadas de acuerdo a las necesidades sociales que se han presentado con el desarrollo del país.
Actualmente el problema se sigue dando, tal vez no con la misma magnitud pero existen algunas actividades que el docente sigue llevando a la práctica. Por ejemplo, el docente no confronta al estudiante con la realidad, no lo estimula a analizar, a pensar, a comprender, para que sea más analítico y reflexivo. No lo lleva a un estado en el que pueda ser parte activa de la clase, su equivocación es tal que no permite un desarrollo completo del niño porque lo esta poniendo en una posición en la que simplemente observa y escucha lo que el maestro le dice. Esta situación es la que predomina en muchos casos a nivel nacional, y en estos tiempos el ser docente requiere de un gran esfuerzo y dedicación para poder llenar ese perfil para que sea el más adecuado posible, ya que la sociedad en la que vivimos afronta a diario constantes cambios que requieren de la preparación continua de cada docente.
A pesar de que se hacen continuas declaraciones que insisten en la necesidad de superar el verbalismo en las clases por parte del maestro, toda la estructura de las prácticas educativas sigue manteniéndose sobre la creencia de que la palabra es la única forma, en que se puede adquirir el conocimiento. Esta creencia es el verdadero problema del sistema educativo escolar. Si realizamos un análisis con cierto detenimiento, se verá que es completamente falsa esa creencia, de que la palabra ya sea de manera oral o sea escrita transmite conocimientos. En la realidad de los hechos, se hace creer a los alumnos que la fuente esencial o bien la primaria de todo conocimiento está en la palabra de los profesores o en lo que está escrito en los libros.
La dimensión corporal, la motricidad, la percepción, las coordinaciones entre estas modalidades, la interacción con los objetos reales, en fin, la actividad física, juegan un papel en la constitución del conocimiento y en la formación de hábitos, habilidades, etc. En el fondo se sigue con la creencia de que palabra es sinónimo de conocimiento. Por lo mismo, hay una total desvalorización de todas las actividades en las que interviene la corporalidad. Las actividades como música, modelado, carpintería, jardinería, mecánica, herrería, teatro, dibujo, atletismo, deportes, etc., se cree que son completamente irrelevantes desde el punto de vista del conocimiento. Como si nada de esto aportara algo a la formación humana, y como si este tipo de actividades no jugara ningún papel en el desarrollo cognitivo e intelectual, o en el desarrollo de la capacidad de abstracción de los niños.
Todo el sistema educativo en todos los niveles, empuja a que se siga insistiendo en la memorización mecánica de lo que dicen los docentes en la clase o bien lo que pueden obtener de los libros, que para los educandos por lo general carecen casi siempre de significación y de funcionalidad para su vida práctica. Así, cuando una de las supuestas pretensiones de la educación escolar es formar a los estudiantes para el pensamiento científico, del que una de sus características esenciales es la experimentación donde se realice una contrastación de las hipótesis con los hechos de la realidad. Sin embargo, lo que sucede en verdad es que se les conduce a una forma de pensamiento completamente opuesta a ello, debido a que en la escuela, tal y como funciona actualmente, se induce a los estudiantes a creer en la palabra, porque nunca hay condiciones para que estos constaten lo dicho por el profesor o por el libro con la realidad.
Por tanto, lo que rige en la escuela no es el pensamiento crítico, sino la doctrina del maestro, ya que hay que creer lo que dice el profesor o el libro. Sin lugar a dudas sale a luz que rige la creencia, la fe en la palabra y el principio de autoridad, si los estudiantes no pueden constatar lo que dice el profesor o el libro con su referente real, entonces difícilmente lo comprenderán la clase del maestro.
Son muchos los factores que intervienen en el perfil de los docentes y es necesario que se llegue a un punto donde se pueda tener en cuenta que el maestro debe poseer una serie de características, debe tener una actitud positiva hacia la enseñanza, debe tener pautas de comportamiento en el aula, desarrollo profesional y humano que le permita manejar sus actuaciones profesionales. Debe ser responsable del proceso enseñanza – aprendizaje y todo lo que se deriva de dicho proceso. Aquel docente que llene más parámetros del perfil profesional establecido, según el área de la ciencia o la tecnología, será más rico en su acerbo pedagógico, tendrá una más gratificante vida docente, será más provechoso su acto de enseñanza en las instituciones educativas y éstas lo deben preferir y estimular por preparar y capacitar estudiantes de mayor calidad académica e investigativa, a parte generará progreso y desarrollo en el país.
El impacto es muy grande en el sistema de educación superior ya que es necesario que el docente adquiera las características y capacidades específicas propias de la profesión docente. Lo que exige la actualización de los docentes antes de dar inicio a algún semestre. Asimismo es necesario que se organice a los docentes en pequeños y grandes grupos de discusión para desarrollar habilidades y competencias específicas que puedan ser aplicadas en los estudiantes. Es necesario solucionar a este nivel el problema de contar con docentes con perfiles inadecuados, a través de formular nuevos planes y programas de estudio correspondientes a este nivel. Claro es que no es una tarea fácil pero se debe animar a la comunidad docente a continuar con estudios de nivel superior.
Este problema afecta a todos los niveles pero en cuanto a lo local es muy evidente que algunos maestros siguen aplicando las mismas actividades ya mencionadas, lo que nos lleva a contribuir al fracaso escolar nacional. Es un hecho real y que se puede constatar en las aulas de las escuelas. Siendo necesario hablar menos y entender más sobre la llamada "profesionalización" de los docentes en todos los niveles y grados de nuestro sistema educativo, por lo que se hace necesario definir los conceptos de la toda la estructura educativa para trabajar con seriedad.
BIBLIOGRAFÍA
www.escuelasdeavanzada.org/documentos/recuersos_autoevaluación/DINESS/guía_observ_formadores.doc
http://www.encolombia.com/ventas/libreriadigital/docenciauniversitaria/docen
ciaanotaciones.htm
www.educar.org/MEDTIE/documentos/perfildocente.asp.
BEDOYA M. José Iván. Pedagogía, ¿Enseñar a pensar? ECOE ediciones, págs. 70 y 71
A partir de la década de los setenta el perfil del docente fue entrando en un estado que dejo de satisfacer las necesidades que se presentaban en el proceso educativo. Además no existía una formación de maestros que satisficiera las necesidades de la problemática educativa que cada vez se hacia más compleja.
La crisis de no contar con maestros bien preparados se hizo evidente ya que no había progreso en la educación del país. Lo más sorprendente era que el problema estaba en el mismo corazón de toda la estructura educativa nacional, el maestro parte esencial del proceso educativo presentaba una preparación que dejaba ver todos sus errores, sus fallos, su falta de ortografía, sus desconocimientos, etc., el problema era de tales magnitudes que era necesario sacar a la clase magisterial de la peor de las ignorancias.
El progreso de la educación nacional estaba totalmente estancado y el sistema educativo no respondía a las nuevas exigencias que la sociedad iba marcando. El país iba directo al fracaso ya que la preparación de los maestros no era la adecuada, motivo que dejaba ver día con día el retrazo educativo en la nación ya que los alumnos eran el más digno reflejo de la preparación de sus maestros.
La situación no era la mejor en aquellos tiempos, era un problema serio, se necesitaban programas formales, constantes y continuos. Las reformas educativas fueron hechos que a través de la historia dieron forma a la estructura educativa nacional, eran vistas como prácticas sociales privilegiadas de proyectos políticos, y uno de sus principales objetivos era incorporar, modificar, cambiar, mover y experimentar estrategias que afectan directamente en el proceso de enseñanza aprendizaje y en los contenidos curriculares. Además, las reformas también están directamente relacionadas con la formación del docente, y se insertan a la dinámica de la sociedad que va en constante evolución.
La figura del maestro no estaba integrada en una comunidad de docentes, no era prioridad tener un grupo ni mucho menos era tomada en cuenta por el Estado. Sin embargo, esto fue cambiando a consecuencia del problema que existía acerca de la falta de atención a la educación elemental en donde sólo el maestro podría solucionarlo. Para esto se requería formar a maestros bien preparados y concientes de su vocación pero desgraciadamente el Estado no cumplía con las condiciones necesarias para hacerlo.
Para combatir con esta situación se estableció en la ciudad de México, en 1823, la primera escuela normal que preparaba a los maestros en la técnica y práctica del sistema lancasteriano. A partir de la concepción de la escuela normal se comienzan a perfeccionar los métodos de enseñanza de la lectura y la escritura, posteriormente se implementan nuevas reformas didácticas.
Las reformas provocaron dos cosas en la comunidad de docentes durante esta etapa, por un lado se crearon docentes con una dependencia y falta de iniciativa para reflexionar sobre su quehacer docente y para decidir sobre el mismo, y por otro se crearon tipos de docentes que hicieron y vieron el mundo educativo con un pensamiento y un compromiso transformador en la comunidad. Estas comunidades de docentes se han constituido en diferentes épocas y con diferentes reformas educativas, que fueron aprobadas de acuerdo a las necesidades sociales que se han presentado con el desarrollo del país.
Actualmente el problema se sigue dando, tal vez no con la misma magnitud pero existen algunas actividades que el docente sigue llevando a la práctica. Por ejemplo, el docente no confronta al estudiante con la realidad, no lo estimula a analizar, a pensar, a comprender, para que sea más analítico y reflexivo. No lo lleva a un estado en el que pueda ser parte activa de la clase, su equivocación es tal que no permite un desarrollo completo del niño porque lo esta poniendo en una posición en la que simplemente observa y escucha lo que el maestro le dice. Esta situación es la que predomina en muchos casos a nivel nacional, y en estos tiempos el ser docente requiere de un gran esfuerzo y dedicación para poder llenar ese perfil para que sea el más adecuado posible, ya que la sociedad en la que vivimos afronta a diario constantes cambios que requieren de la preparación continua de cada docente.
A pesar de que se hacen continuas declaraciones que insisten en la necesidad de superar el verbalismo en las clases por parte del maestro, toda la estructura de las prácticas educativas sigue manteniéndose sobre la creencia de que la palabra es la única forma, en que se puede adquirir el conocimiento. Esta creencia es el verdadero problema del sistema educativo escolar. Si realizamos un análisis con cierto detenimiento, se verá que es completamente falsa esa creencia, de que la palabra ya sea de manera oral o sea escrita transmite conocimientos. En la realidad de los hechos, se hace creer a los alumnos que la fuente esencial o bien la primaria de todo conocimiento está en la palabra de los profesores o en lo que está escrito en los libros.
La dimensión corporal, la motricidad, la percepción, las coordinaciones entre estas modalidades, la interacción con los objetos reales, en fin, la actividad física, juegan un papel en la constitución del conocimiento y en la formación de hábitos, habilidades, etc. En el fondo se sigue con la creencia de que palabra es sinónimo de conocimiento. Por lo mismo, hay una total desvalorización de todas las actividades en las que interviene la corporalidad. Las actividades como música, modelado, carpintería, jardinería, mecánica, herrería, teatro, dibujo, atletismo, deportes, etc., se cree que son completamente irrelevantes desde el punto de vista del conocimiento. Como si nada de esto aportara algo a la formación humana, y como si este tipo de actividades no jugara ningún papel en el desarrollo cognitivo e intelectual, o en el desarrollo de la capacidad de abstracción de los niños.
Todo el sistema educativo en todos los niveles, empuja a que se siga insistiendo en la memorización mecánica de lo que dicen los docentes en la clase o bien lo que pueden obtener de los libros, que para los educandos por lo general carecen casi siempre de significación y de funcionalidad para su vida práctica. Así, cuando una de las supuestas pretensiones de la educación escolar es formar a los estudiantes para el pensamiento científico, del que una de sus características esenciales es la experimentación donde se realice una contrastación de las hipótesis con los hechos de la realidad. Sin embargo, lo que sucede en verdad es que se les conduce a una forma de pensamiento completamente opuesta a ello, debido a que en la escuela, tal y como funciona actualmente, se induce a los estudiantes a creer en la palabra, porque nunca hay condiciones para que estos constaten lo dicho por el profesor o por el libro con la realidad.
Por tanto, lo que rige en la escuela no es el pensamiento crítico, sino la doctrina del maestro, ya que hay que creer lo que dice el profesor o el libro. Sin lugar a dudas sale a luz que rige la creencia, la fe en la palabra y el principio de autoridad, si los estudiantes no pueden constatar lo que dice el profesor o el libro con su referente real, entonces difícilmente lo comprenderán la clase del maestro.
Son muchos los factores que intervienen en el perfil de los docentes y es necesario que se llegue a un punto donde se pueda tener en cuenta que el maestro debe poseer una serie de características, debe tener una actitud positiva hacia la enseñanza, debe tener pautas de comportamiento en el aula, desarrollo profesional y humano que le permita manejar sus actuaciones profesionales. Debe ser responsable del proceso enseñanza – aprendizaje y todo lo que se deriva de dicho proceso. Aquel docente que llene más parámetros del perfil profesional establecido, según el área de la ciencia o la tecnología, será más rico en su acerbo pedagógico, tendrá una más gratificante vida docente, será más provechoso su acto de enseñanza en las instituciones educativas y éstas lo deben preferir y estimular por preparar y capacitar estudiantes de mayor calidad académica e investigativa, a parte generará progreso y desarrollo en el país.
El impacto es muy grande en el sistema de educación superior ya que es necesario que el docente adquiera las características y capacidades específicas propias de la profesión docente. Lo que exige la actualización de los docentes antes de dar inicio a algún semestre. Asimismo es necesario que se organice a los docentes en pequeños y grandes grupos de discusión para desarrollar habilidades y competencias específicas que puedan ser aplicadas en los estudiantes. Es necesario solucionar a este nivel el problema de contar con docentes con perfiles inadecuados, a través de formular nuevos planes y programas de estudio correspondientes a este nivel. Claro es que no es una tarea fácil pero se debe animar a la comunidad docente a continuar con estudios de nivel superior.
Este problema afecta a todos los niveles pero en cuanto a lo local es muy evidente que algunos maestros siguen aplicando las mismas actividades ya mencionadas, lo que nos lleva a contribuir al fracaso escolar nacional. Es un hecho real y que se puede constatar en las aulas de las escuelas. Siendo necesario hablar menos y entender más sobre la llamada "profesionalización" de los docentes en todos los niveles y grados de nuestro sistema educativo, por lo que se hace necesario definir los conceptos de la toda la estructura educativa para trabajar con seriedad.
BIBLIOGRAFÍA
www.escuelasdeavanzada.org/documentos/recuersos_autoevaluación/DINESS/guía_observ_formadores.doc
http://www.encolombia.com/ventas/libreriadigital/docenciauniversitaria/docen
ciaanotaciones.htm
www.educar.org/MEDTIE/documentos/perfildocente.asp.
BEDOYA M. José Iván. Pedagogía, ¿Enseñar a pensar? ECOE ediciones, págs. 70 y 71
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